La producción automotriz tocó el techo de reactivación
Preocupa la falta de insumos. La crisis mundial y la falta de acceso a divisas complica a los OKM, que necesitan de semiconductores para su armado y que en este momento existe escasez global.
La producción automotriz en el país logró una fuerte recuperación, que permitió superar los registros de la prepandemia, según los datos que manejan las terminales. Con todo, la crisis sanitaria disparada por el coronavirus y sus consecuencias en la cadena global de insumos le puso límites al crecimiento en todos los mercados, pero en Argentina el escenario se presentó más complejo ante una escasez de divisas que podría frenar el abastecimiento, limitar la oferta y potenciar el alza de los precios.
Fuentes de las principales empresas automotrices locales consultadas afirmaron que “la recuperación de la actividad y de las ventas permitió reconstruir parte de un sector golpeado por la pandemia y por la recesión” que atravesó el país hasta 2019, aunque alertaron que “casi se alcanzó el techo de reactivación y el margen de crecimiento es bajo por los problemas externos e internos del país”.
Sucede que las terminales dependen de la cadena global de insumos, afectada por la caída del comercio mundial y en especial por la crisis de los semiconductores. El crecimiento del consumo de los chips por la multiplicación del uso de artefactos electrónicos generó un caída de la oferta, que se sumó al incendio en una fábrica de semiconductores para autos en Tokio. La alerta llevó al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, a promover un plan de inversiones de más de USD52.000 millones para reconstruir la industria.
Escasez de divisas y devaluación
El problema en Argentina tiene el plus de la escasez de divisas. En ese punto, solo Toyota tiene capacidad de romper el acceso promedio de las terminales a los dólares necesarios para comprar los insumos del exterior, debido a su capacidad de exportación. El resto, debe hacer frente a la cadena global sin sustitución de importaciones de manera limitada.
Aún así, las empresas automotrices están alertas con la situación financiera del país, porque un desequilibrio en las cuentas que provoque una disparada del precio del dólar es mucho más desestabilizador de la producción, los costos y las ventas para las terminales, “incluso por encima de la inflación”, según confiaron fuentes empresarias.
“Los autos se convirtieron en commodities que tienen partes dolarizadas, como el acero y otras piezas cuyos precios se miden de manera internacional. Por lo que una devaluación sería una nueva crisis”, admitió una de las fuentes consultadas.
Ese combo “circular” llevó a un encarecimiento de los precios de los autos, con retrasos de hasta diez meses de entrega de un cero kilómetro y, ante una oferta limitada, la demanda se traslada hacia los usados. “Se trata de un problema con componentes externos y, a la vez, con la ausencia de un plan de corto plazo, ya que los vehículos están en el rango de los bienes que resguardan valor ante la inflación. Las personas con capacidad de compra priorizan una casa, luego un departamento, después un auto y por último una TV, de acuerdo con sus ingresos. El rango de vehículos puede ser el corte de la cadena de ahorro”, alertó otra fuente del sector.
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