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Las ventas de Okm crecen menos de lo esperado

Patentamientos de abril vienen por debajo de marzo. Las fábricas sufren desabastecimiento de piezas, conflicto portuario y ausentismo por covid.

Pese a que la demanda se mantiene activa, el mercado automotor de abril muestra señales de mayor tranquilidad que meses atrás. La falta de producto, por las trabas a las importaciones y los problemas diversos que tienen las fábricas para producir, se profundiza la escasez de oferta. En la primera quincena de abril se percibe una baja del alrededor del 20% respecto a marzo.

La comparación interanual pierde significancia ya que 12 meses atrás, todas las operaciones estaban paralizadas por la cuarentena estricta que se había implementado. Sólo se computaron unos 4.700 vehículos que vinieron de arrastre de marzo. Si se toma como referencia abril del 2019, seguramente el mes actual cerrará ligeramente por debajo ya que, en aquel momento, se patentaron más de 37.000 unidades contra las 33.000 que se esperan para el corriente período.

“El mercado está más calmo pero es por falta de productos. Hay un fuerte desabastecimiento que se suma a los atrasos de entrega de planes de ahorro. Si hubiera más oferta, el número final podría ser mayor” explicaron en una concesionaria. La demanda actual sigue siendo impulsada en gran parte por el beneficio de la brecha cambiaria.

De todas maneras, las complicaciones para abastecer el mercado es lo que domina al sector en la actualidad. Si bien las fábricas radicadas en el país -que son las que más importan – tiene mayor facilidad para ingresar vehículos del exterior, el cupo que les está siendo administrado no cubre la demanda. Esto beneficia la penetración de vehículos nacionales. En lo que va del año, los cuatro modelos más vendidos son producidos en el país: Fiat Cronos, Totoya Hilux, Volkswagen Amarok y Peugeot 208. Esto hizo que los vehículos “made in Argentina” pasaran de un porcentaje de participación del 30%, hace dos o tres años, a 45%, en la actualidad.

Por otro lado están las marcas no radicadas en el país que representan el 3% del mercado. Ayer, la cámara que las agrupa (CIDOA), difundió un comunicado en el que alertan por la situación de su sector, ya que hay empresas que no recibieron permisos para importar en los últimos siete meses. “Las demoras en la operatoria exponen a las asociadas a CIDOA a contingencias judiciales por retraso en las entregas o por falta de repuestos para cubrir las garantías y hasta complican la relación con las casas matrices ya que deben explicar o afrontar sanciones por incumplimiento de los compromisos mínimos establecidos en los contratos”, señala el texto. La entidad mostró preocupación por las fuentes de trabajo: “En conjunto, damos empleo a 8.600 trabajadores en 176 concesionarias y 311 talleres de posventa.”

Si el abastecimiento de importados es complicado, no es mucho mejor lo que sucede en las fábricas. La falta de piezas hace que se interrumpa con frecuencia la actividad productiva. A esto se suma el alto nivel de ausentismo que hay en las terminales por los contagios por coronavirus. Toyota tuvo que levantar un turno de producción por falta de personal. Volskwagen y Fiat también redujeron el ritmo de actividad. Otro de los problemas de estos días es lo que enfrentaron Mercedes-Benz, Nissan y Renault que, por un conflicto gremial en el puerto de Buenos Aires, tuvieron que parar la actividad desde el miércoles pasado. Ayer, en principio, se estaba solucionando.

Sin importación fluida y con una producción que no lograr alcanzar los niveles previstos, las demoras en la entrega de autos llegan a ocho meses en muchos modelos y los sobreprecios que deben pagar los compradores se mantienen como una práctica habitual.

Horacio Alonso
Ámbito

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