Tensión: quejas en Brasil por trabas argentinas a la importación de autos
Aseguran que hay exportaciones de 0km por u$s100 millones parados en la frontera.
Las trabas a las importaciones de autos que está aplicando el Gobierno por la falta de dólares comienzan ya a generar malestar en Brasil por el impacto que esa política está provocando en las automotrices de ese país. Según estimaciones de funcionarios vecinos, aproximadamente unos u$s100 millones en exportaciones brasileñas de 0km están paradas en la frontera por las demoras en la aprobación de las licencias no automáticas para autorizar el ingreso de vehículos. Hay que tener en cuenta que en el mercado argentino, más del 70% de los vehículos que se venden son importados, especialmente de Brasil.
El enojo del sector automotor de ese país se intensificó, en las últimas semanas, por el incremento de las demoras lo que llevará a la asociación que agrupa a las fábricas vecnas (ANFAVEA) a presentar una queja al gobierno de Jair Bolsonaro. “Varias terminales están con problemas. Entendemos las dificultades de la Argentina por la escasez de divisas pero los acuerdos son los acuerdos” señaló Luis Carlos Moraes, presidente de la entidad. El empresario alude al régimen automotor que regula el comercio entre los dos países.
Si bien el gobierno de ese país estaba al tanto de la situación, la idea de los funcionarios era de esperar a la reacción de las empresas para actuar formalmente y evitar generar una rispidez adicional a la que mantienen los dos presidentes. Ahora, esa presión llega desde las empresas. “Este tipo de restricciones nos preocupa porque perjudica la previsibilidad del sector y su planeamiento. Tenemos un sistema productivo integrado en el Mercosur” agregó Moraes.
Hasta el momento, el Gobierno argentino viene frenando el ingreso de autos a través de la demora en el formulario SIMI pero, la idea es limitar las importaciones automotrices. El plan oficial es comenzar a autorizar ingresos en base a un sistema administrado que tenga en cuenta distintas variables. En la práctica funcionará como cupos para el ingreso de vehículos y de esa manera dar previsibilidad a cada empresa, aunque no se quiere utilizar esa denominación porque no sería aceptada por la Organización Mundial del Comercio. En el caso de las terminales, se determinará por niveles de inversión, participación de mercado, integración de piezas y balanza comercial. Las empresas que requieran un volumen mayor de autos, deberán presentar un plan para mejorar algunas de esas variables.
En el caso de las marcas importadas no radicadas en el país, tendrán una cantidad determinada de unidades para ingresar que dependerá de niveles históricos de participación. En total, este segmento del mercado representa alrededor de 3%. “Habrá una cantidad de autos permitidos para importar por mes y que saldrá del análisis de distintos factores”, explicó una fuente que participó de esas reuniones.
Por este motivo, el Gobierno se reunió en los últimos días con las empresas para que cada una presente los planes de importación que tienen hasta fin de año y, en el caso de las terminales, la producción que prevén para asegurar la importación de autopartes. Lo que quiere saber es cuántos dólares demandara el sector hasta fin de año para saber cuántos autos se podrán importar.
Está claro que, con este panorama, los distribuidores de marcas importadas son los más complicados. Distinta es la situación de los fabricantes aunque sean, en la práctica, los que más importan. Al tener una radicación industrial, cuenta con la ventaja de producir en el país y exportar, algo que justifica más el acceso de dólares. El problema es que, salvo excepciones, las terminales son deficitarias. Además de importar autos, los que producen localmente tienen mayoría de piezas que llegan del exterior, lo que agrava el desequilibrio.
Por Horacio Alonso
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