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Una cifra interesante que pudimos actualizar recientemente es el de las motos. Donde aún no se registra una
presencia fuerte de las mujeres en la conducción: en las ciudades bajo estudio, las mujeres solo representan
entre el 14% (AMBA) y el 30% (Córdoba) de los viajes hechos como conductoras de moto o ciclomotor,
dejando ver así que los varones siguen siendo sus principales usuarios.
Por último, incluso previo a la pandemia de COVID 19, se constata un aumento en la promoción del uso de
la bicicleta en varias ciudades argentinas. Además, se detecta un crecimiento en el uso de la bicicleta como
medio de transporte en las ciudades argentinas: un 46% de las personas encuestadas utiliza más este medio de
transporte. El dato actualizado presenta un incremento desde 2020, y registra el récord histórico de viajes en la
Ciudad, con más de 100 mil viajes diarios. Esto representa un incremento del 146% en 10 años.
Mujeres al volante
A pesar de que en nuestro país hay mayor cantidad de conductores varones que mujeres (80% contra 20%),
las estadísticas de la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV) demuestran que entre 2010 y 2019 hubo una
participación creciente de las mujeres en la conducción.
Resulta interesante remarcar que 7 de 10 personas encuestadas coinciden en que las mujeres manejan
igual de bien o mal que los varones, comprobando así que comienzan a desarmarse en el imaginario
social los prejuicios que históricamente asociaban a las mujeres con “manejar mal”, situación que las
exponía a situaciones de violencia cotidiana en su tránsito vial. Así, no solo comienzan a perder peso antiguas
concepciones, sino que en algunas plazas la situación se invierte: por ejemplo, en Córdoba más del 75% de las
personas encuestadas consideran que las mujeres manejan igual de bien o mejor que los varones.
Por otra parte, entre 6 y 7 personas encuestadas reconocen que las mujeres ‘experimentan mayores
situaciones de violencia’ en el escenario vial que los varones. También es de destacar que las mujeres sienten
menor ‘confianza/seguridad’ que los varones al transitar el espacio público, sobre todo al ‘manejar/
conducir un auto o moto’ y ‘caminar por la calle’. Esta percepción y reconocimiento diferencial de la experiencia
de movilidad se advierte principalmente entre las mujeres, entre las personas más jóvenes (18 a 24 años) y
residentes en AMBA.
Es también el segmento joven el que mayormente afirma que las mujeres experimentan mayores situaciones
de violencia en la vía pública. La población más joven identifica esta problemática con mayor claridad, en
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