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Los consumidores esperan que esta medida pueda traducirse en una disminución significativa
en los precios de los vehículos, que han sido motivo de preocupación debido a los altos costos
impositivos.
En diciembre pasado, el impuesto PAIS se incrementó del 7,5% al 17,5% como parte de las
primeras medidas económicas del gobierno de Javier Milei.
La vuelta a una alícuota del 7,5% en septiembre debería, en teoría, repercutir positivamente en
los precios.
Sin embargo, la realidad es más compleja. Martín Zuppi, presidente de Stellantis Argentina y de
Adefa ( Asociación de Fábricas de Automotores), aclara que la reducción del impuesto no se
trasladará directamente al precio final de los vehículos.
“La quita total del impuesto PAIS no va a impactar nominalmente porque no toda la producción de
autos es importada. La mano de obra y los costos locales también influyen”, explica.
El efecto de la reducción impositiva dependerá de varios factores.
Por un lado, los autos importados son los que más se beneficiarán directamente de la baja en
el impuesto, pero su precio final está afectado por otros impuestos y costos.
Los precios de los vehículos en el mercado local están sujetos a un complejo entramado de
impuestos, incluyendo IVA, ingresos brutos y otros gravámenes.
Hugo Belcastro, importador de BAIC y presidente de Cidoa (Cámara de Importadores de
Autos), señala que el mercado decidirá cómo se ajustan los precios.
“Los autos importados están sujetos a un incremento mensual del 2% debido al efecto del crawling
peg. Si bien la reducción del impuesto PAIS puede hacer que algunos importadores reduzcan sus
precios, otros podrían optar por no hacerlo, dependiendo de su estrategia comercial y su situación de
inventario”, afirma.
En cuanto a los vehículos nacionales, la reducción del impuesto PAIS también tendrá un efecto,
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