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acompañantes en la conducción. Es por esto por lo que, cuando se ven involucradas en siniestros viales, lo
        hacen mayormente en calidad de ocupantes de autos y motos, usuarias del transporte público, o como
        peatonas.



        Cabe resaltar la especial situación que se observa en el caso de motociclistas, que son los tipos de usuarias/
        os más afectados por la inseguridad vial en ambos géneros en Argentina: las mujeres conductoras usan menos
        el casco que los varones; sin embargo, esta posición en el vehículo es eminentemente masculina, circulando
        las mujeres en su mayoría como acompañantes. Si bien en esta posición las mujeres usan más el casco que los
        varones, lo cierto es que, tal vez por cuestiones culturales o porque el casco es un bien personalizado, el uso del
        casco fuera de la posición de la conducción es significativamente menor. Dicha situación expone a un mayor
        riesgo vial a las mujeres que circulan en motocicletas, ya sea porque como conductoras usan menos el
        casco que los varones, o porque, como acompañantes, su uso es relativamente bajo. Dada la magnitud
        de la morbimortalidad de motociclistas en el país, es relevante promover el mayor uso de casco (en todos los
        géneros) y en todas las posiciones de la moto.



        Los datos expuestos en
        este informe observan
        que la problemática de
        la inseguridad vial está
        fuertemente atravesada por
        la variable “género”. En
        este sentido, se ha podido
        analizar la fuerte vinculación

        existente entre el riesgo vial
        y el género masculino de la
        población. Contrariamente,
        también se pudo determinar
        la frecuente asociación
        entre comportamientos
        viales saludables y el género
        femenino de las personas.
        Todo esto contribuiría
        a diseñar políticas de
        seguridad vial focalizadas para reducir el riesgo al que se exponen los varones en el tránsito, a la vez que
        posibilita la promoción de acciones tendientes a incorporar a las mujeres a la trama vial en pos de fomentar una

        cultura vial de la convivencia entre todas las personas usuarias de la vía.


        Tal como se mencionó al inicio, esta información constituye solo un primer paso para poder reflexionar y
        avanzar hacia el estudio más complejo de la problemática, incluyendo el análisis de los determinantes de
        los comportamientos viales según género, y visibilizando los hábitos y patrones de movilidad diferenciales
        en cuanto a varones y mujeres, con el objetivo deplanificar políticas públicas de transporte inclusivas y
        tendientes a reducir los siniestros viales y sus consecuencias en Argentina.



        Finalmente, el informe aquí presentado plantea la necesidad de avanzar hacia el diseño de nuevas
        metodologías de recolección de los datos de seguridad vial que permitan capturar la diversidad de
        géneros, escapando a la cuestión binaria históricamente establecida con relación a la clasificación de
        las personas afectadas por la inseguridad vial. Si bien es un desafío pendiente, complejo, y de largo plazo,
        contribuiría a mejorar las estadísticas en seguridad vial a partir de un abordaje más amplio y conforme a los
        cambios recientes en el país sobre la cuestión de género.

















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